El miedo se hace un hueco en su mente a cada segundo que pasa todo. Su memoria prodigiosa no le impide sentir que todo desaparece cuando no lo tiene delante. Que nada existe más allá de las paredes de su prisión de hormigón y papel. Y cuando nada existe, viene el miedo a dejar sus raíces y a llenar cada hueco de su corazón.
Hasta que, de algún lugar en lo más profundo del cielo o lo más alto del infierno, casi rozando el mundo de las personas pero sin ensuciarse con su imperfección, surge una sonrisa, un brillo o una luz que asusta al terror. Que llena de nuevo su corazón durante unos instantes, fugaces, veloces... para volver a desaparecer.
Y el miedo vuelve, preparado para defenderse, batalla tras batalla, de un ángel azul.
No hay comentarios:
Publicar un comentario