El dolor es la liberación de una mente atada a la realidad. Sólo a través del dolor podemos encontrar el camino a la nada, al punto cero. A olvidar todo lo que nos ata. Y volver a empezar.

domingo, 30 de junio de 2013

Ceniciento ermitaño

Encendió un cigarrillo tumbado en su camastro. Días hacía que no se levantaba. La botella de whisky, casi vacía. La poca luz que entraba por los sucios cristales de su ventana, doblemente velada por las telarañas y el polvo del ambiente.
No quedaba más que suciedad y triste gris desde que olvidara cómo levantarse. Sin compañía, sin charlas, sin risas, sin juegos. Sólo una televisión que con palabras estridentes repetía y repartía una y otra vez los mismos clichés. Juegos de palabras que ya podía repetir de memoria, con los ojos cerrados. Banales "quiz" de los que ya sabía la respuesta de tantas veces repetida, y personajes de cartón piedra, planos como una hoja de papel en blanco, que configuraban su triste compañía.
La puerta no se abría. Los cigarrillos se consumían. Y la ceniza llenaba, lenta e inexorablemente, el fondo de su cenicero.
Y miró al vaso vacío. Había tocado fondo.

lunes, 3 de junio de 2013

No te quiero

Te quiero es una reescritura de "quiero tenerte". Y por eso yo no te quiero. Porque no quiero tenerte. No quiero considerar que me perteneces. Ni quiero, ni puedo. Tú no eres mía, ni yo soy tuyo. Nadie es de nadie y todos somos de todos.
Lo que quiero es lo que implicas. Quiero la felicidad. Quiero la imaginación, los juegos, los besos, la complicidad, las sonrisas que se esconden entre el humo de tus cigarrillos y el brillo de tu mirada, que todo lo atraviesa. Quiero tu pelo revuelto por las mañanas, y tus manos sobre mí cuando nuestros labios se rozan. Tus abrazos en la oscuridad, tus caricias y tu voz susurrando en mi oído. Nuestros mundos imaginarios y esas canciones que compartimos y nos enviamos. Nuestros juegos, puros y no tan puros. Trepar a lo alto de un árbol y sentarnos a ver el atardecer.
Quiero a ti. Y no te quiero.