El dolor es la liberación de una mente atada a la realidad. Sólo a través del dolor podemos encontrar el camino a la nada, al punto cero. A olvidar todo lo que nos ata. Y volver a empezar.

miércoles, 22 de junio de 2016

Vacío

De un cinturón demasiado corto cuelgan tripas que rugen. Vacías desde Dios sabe cuándo, de un extremo cuerpo inerte y de otro extremo viga recta, irreverente. Venas abiertas pintan de rojo el suelo de una habitación sucia y abandonada por toda alegría.
No queda dolor, no quedan tristezas. No queda aliento ni certezas. Tiemblan miembros en último estertor y cruje madera en lenta agonía, vencida por el peso de quien no pudo llegar a ser.
Pies descalzos apuntan al suelo, fríos y sin saber que no volverán a pisar, no volverán a correr. No volverán a sentir la hierba contra la piel. Piernas temblorosas se sacuden sin vida junto a una estantería de ejemplares baratos y mal cuidados. De libros que olvidó y páginas que no volverá a leer.
Más allá un torso en el que un corazón no volverá a latir. Da gracias de las tripas vacías, no hay mierda que manche más el parqué que las sobras de una última cena. Pulmones ya vacíos de aire poco más abajo de un cuello estirado, marcado. Órganos rodeados por brazos que caen flácidos contra las caderas. 
Y corona todo una cabeza de pelo sucio, rellena con facciones que ya no tienen que esforzarse en sonreír. Decorada por ojos que ya no se abren para llorar.

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