Matar. Matar suena tan fácil y tan gratificante... simplemente, librarte de alguien que te molesta. Alguien que en un momento dado no quieres volver a ver en tu vida ni en la de nadie más. Alguien que supones que no tiene derecho a seguir respirando el mismo aire que tú.
Pero a veces, con el tiempo, en lugar de matar quieres amar. Y, amigo mío, amar resulta mucho más difícil. Mucho más altruista y desolador. Pero, desde luego, mucho más honesto.
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