Defendiéramos palabras vacías
junto a los soldados de fortuna,
mercenarios de bandera.
Segáramos vidas nuevas o tardías,
en desiertos llenos de dunas,
arenas de otras eras.
Cortamos de raíz todo vínculo humano,
todo lo que nos unía a nuestra moral.
Arrancamos todo de ajenas manos,
todo cuanto pudimos y quisimos robar.
Dormimos cansados, entre sudores fríos
en pesadillas truculentas de barracón.
Rodeados de hermanos y amigos caídos
que tiempo atrás perdieron el corazón.
Defendiéramos guerras sanguinarias
junto a mercenarios sin estirpe,
plebeyos desbocados.
Lucháramos batallas contra parias,
olvidados por la Esfinge,
por nobles trasnochados.
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