Creo que eres pretenciosa. Pretendes saber más de lo que llena tu mente. Creo que no admites tus fallos, tus defectos. Creo que todo lo que explicas con ese aire impostado de erudición no son más que devaneos sin sentido. Banales excusas de una definición para algo a lo que no le encuentras palabras, que sería mejor si siguiera siendo inefable.
Creo que mientes. Con tus sonrisas y ojos mientes. Creo que crees conocer a la gente, analizarla. Pero es una mentira. Y creo que lo sabes mejor que yo. Que no conoces al mundo. Que te pilla por sorpresa.
Creo que chillas, que lloras, que gritas, porque no eres mujer. Eres niña. Creo que no creciste, que aún te queda trecho, largo y ancho, por andar. Y no, no creo que vaya a ser fácil. Nada lo es.
Creo que no eres consciente de tu posición.
Creo que creemos que ambos sabemos cuándo dolemos y cuándo curamos.
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