El dolor es la liberación de una mente atada a la realidad. Sólo a través del dolor podemos encontrar el camino a la nada, al punto cero. A olvidar todo lo que nos ata. Y volver a empezar.

domingo, 25 de septiembre de 2016

Personaje

Y se enamoró del personaje de un cuento. Loca y perfecta como era, olvidó el error de enamorarse de unas líneas. Olvidó el error de enamorarse de un personaje, porque el hombre no es personaje, ni el personaje hombre. Ni el relato realidad, ni la realidad relato. Lo olvidó no conscientemente, si no a un nivel difícil de alcanzar. Ese en el que crees que sabes, pero ignoras en realidad, las normas de un mundo del que demasiado a menudo huyes en busca de amor entre los fotogramas de una película.
Se enamoró de líneas, de la caricatura simplista de un hombre. De un ser bidimensional, sin problemas, sin complicaciones. Un ser que era de una forma definida. Un ser que, a diferencia del hombre, era un solo ser. Era uno solo en lugar de miles. En lugar de un caos informe que se golpea por escapar de los barrotes del inconsciente. Un saco de trozos de personalidad que se agolpan contra el cráneo. Un rastro de problemas sin resolver, más allá de una historia con principio, nudo y desenlace. Olvidó que se había enamorado de tres actos, y que la vida real tiene tres millones.

Así, cuando encontró a un personaje tangible en su mundo, lo abrazó. Y nunca supo que lo que quería no era un hombre, sino las líneas evocadoras entre las páginas de una novela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario