Desde que tengo memoria
y recuerdo
que estoy cuerdo
si muerdo
tus labios rojos,
de fuego,
de azufre,
de antojo.
Desde siempre
que dejo que me tientes
porque quieres, lo sientes
y luego disientes
y niegas, sonriente,
con la risa entre dientes
de aquella que miente.
Me abstraes,
atraes y distraes
si subes, si caes
me llevas y traes.
En serio, estás en mi cabeza,
hueca.
Cierta certeza
desde siempre,
atrayente.
Hasta siempre,
en poniente.
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