El dolor es la liberación de una mente atada a la realidad. Sólo a través del dolor podemos encontrar el camino a la nada, al punto cero. A olvidar todo lo que nos ata. Y volver a empezar.

lunes, 15 de agosto de 2016

Sonrisas falsas y medias verdades


Decidió abandonar la calidez de un amor verdadero, de una pasión desatada y del cariño sincero que le ofrecía. Lo dejó todo de lado a cambio de estatus, de apariencia, de glamour y de un mundo de sonrisas falsas y medias verdades. De amigos que lo son hasta que dejan de serlo. Hasta que deja de interesarles.
Decidió abandonar a quienes por ella morirían a cambio de quienes por ella, quizá, y solo quizá, pagarían una copa. De quienes consideran que compartir un taxi ya es un gesto de altruismo. Quienes son terriblemente conscientes, oh, Dios santo, de la enorme brecha entre quien llena su cartera con billetes y quien lo hace con monedas.

Lo hiciera a ciegas o a sabiendas, lo hizo, y germinó en ella la semilla de una nueva sonrisa falsa. Una de esas medias lunas brillantes carentes de sentimiento pintadas en un rostro que oculta el vacío. Que oculta la nada.

Decidió elegir y elegir mal. No enfrentarse a la crueldad, a lo feo, a lo sucio, a lo doloroso, a cambio de un camping lujoso lleno de falsedades.
Decidió que no compensaba ver el mundo como realmente es: gris y decepcionante. Que compensaba más vivir en una obra de teatro, en un "cara a la galería" constante, en un lugar de obsesión por las apariencias.
Decidió, y quizá así consiguió ser feliz. Él ya nunca lo sabría.

jueves, 11 de agosto de 2016

Observa

Observa el puerto en un banco de madera. Humo de aprendiz de dragón escapando de las comisuras de sus labios. De sus fosas nasales. Abajo, la calle abarrotada. A su espalda, ruidos de copas y risas. Flirteos que escapan a frases manidas, guiños que se ocultan bajo una falsa capa de complicidad. Deseos irreprimibles, insaciables, primarios de la compañía más básica y sencilla. Del contacto cálido de otro cuerpo humano.
Lo observa con el ferviente deseo de que todo desaparezca. Desea una gran explosión. Desea el fin del mundo. Y cierra los ojos con las imágenes del fuego y los gritos bullendo en su interior. Después, la nada. El silencio. La desolación. ¿De qué sirve un cráter humeante?
Sonríe para sus adentros y llora para los demás. Todo con tal de dejar escapar su alma y pretender que puede reír mientras le miran.

jueves, 4 de agosto de 2016

Tajo

Un tajo de lado a lado en el cuello. Una segunda sonrisa bajo tus orejas. Una sonrisa roja y palpitante que bañe cada centímetro de tu cuerpo. Cortar esos brazos con los que aleteas de lado a lado. Dejar en muñones tus manos, comerme tus dedos y pintar un fresco con la sangre de tus muñecas. Abrir en canal tu pecho, hacer confeti con tus vísceras. Vaciarlo todo y rellenarlo de paja. Coser y admirar mi obra.
La obra de una mente enferma. Admirar un cuerpo maltrecho, irreconocible, que todos duden si alguna vez fue humano. Admirar las marcas del cuchillo en cada trazo, en cada recoveco. Admirar cómo a todo cerdo le llega su San Martín.
Y llenas las copas con tu sangre, brindar a la salud de todos menos de ti. Brindar por que cada persona, cada afrenta y cada golpe hayan sido vengados. Cada uno de los ataques inmerecidos. Cada uno de los insultos innecesarios. Brindar y escupir la sangre de quien me repugna y me produce arcadas.
Y hacer de ti la estatua deforme, sombra eterna de lo que decidiste no ser: un ser humano.