El dolor es la liberación de una mente atada a la realidad. Sólo a través del dolor podemos encontrar el camino a la nada, al punto cero. A olvidar todo lo que nos ata. Y volver a empezar.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Un set infinito de sets infinitos

Somos un set infinito de sets infinitos. Uno distinto a cada instante. Cada milésima de segundo, cada fotograma de nuestras vidas, somos una persona totalmente diferente. Creemos que seguimos siendo el mismo, creemos que seguiremos siendo el mismo, pero en realidad solamente conocemos nuestro yo del pasado.
Hace un año, vi a un chico exactamente igual que yo a su edad. La misma mirada curiosa, el mismo gesto alegre, la misma media melena, aquellas sudaderas tres o cuatro tallas más grandes. Esa falta de ducha. Poco después, al mirarme al espejo, vi a un esqueleto barbudo, de ojos cansados, no tan mal peinado. Mejor duchado. Vi mi camisa de franela y pensé: "¿cuánto tiempo ha pasado? ¿Siete, ocho años? ¿Quizá más?". No soy la misma persona, y, aún así, no tuve problema en reconocerme en ese chico.
Seguimos siendo un set infinito de sets infinitos. Una recta continua sin principio ni fin, tan inagotable como el universo mismo. Y lo mágico es que, aunque seamos tan grandes como él, solo somos una millonésima parte de lo que vemos. Estamos en un éter indefinible entre el todo y la nada.
Somos el infinito en lo finito.

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