Seamos sinceros, ¿vale? Ningún escolar estudiará jamás lo que has escrito. Y, si lo hace, ¿qué más dará? Tú ya habrás muerto mucho antes, ¿verdad? Verdad. La realidad ya ha probado su condición de musa cruel. Te seduce, te ata con promesas de una obra maestra. Y, al mismo tiempo, te muestra y demuestra que nada vale la pena. Que la inmortalidad no es si no un golpe de suerte. Te muestra y demuestra que es el mediocre quien disfruta, inocuo, inepto, inocente, de la fruta prohibida. Mientras tú, genio, interrogante, elegante mentiroso, apenas das sorbos de la lluvia que resbala por su piel.
Vive aislado. Eso de seas. Que no haya quien salude, quien sonría a tus bromas. ¿Juras que deseas la vida del Lobo Estepario?
Pues yo juro, en cambio, que deseas la vida del conforme. Sabes que ojalá fueras mediocre, que ojalá lo abstracto no pisoteara tus neuronas, en esa insufrible cantinela: "crea, crea, crea" ¡Basta! Ten dignidad y pide vivir cual paloma. Ruega, suplica por días de mentira. Pide de nuevo volver a empezar, ser uno más, y espera que la ignorancia te bendiga.
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