Encendió un cigarrillo tumbado en su camastro. Días hacía que no se levantaba. La botella de whisky, casi vacía. La poca luz que entraba por los sucios cristales de su ventana, doblemente velada por las telarañas y el polvo del ambiente.
No quedaba más que suciedad y triste gris desde que olvidara cómo levantarse. Sin compañía, sin charlas, sin risas, sin juegos. Sólo una televisión que con palabras estridentes repetía y repartía una y otra vez los mismos clichés. Juegos de palabras que ya podía repetir de memoria, con los ojos cerrados. Banales "quiz" de los que ya sabía la respuesta de tantas veces repetida, y personajes de cartón piedra, planos como una hoja de papel en blanco, que configuraban su triste compañía.
La puerta no se abría. Los cigarrillos se consumían. Y la ceniza llenaba, lenta e inexorablemente, el fondo de su cenicero.
Y miró al vaso vacío. Había tocado fondo.
Hola. Enhorabuena por como escribes es absolutamente genial. Te seguiré leyendo, espero que puedas pasarte por mi blog, lo hice recientemente y bueno agradecería cualquier consejo ya que no tengo mucha idea. Muchas gracias ;D
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