El dolor es la liberación de una mente atada a la realidad. Sólo a través del dolor podemos encontrar el camino a la nada, al punto cero. A olvidar todo lo que nos ata. Y volver a empezar.

miércoles, 7 de enero de 2009

Relatos de un vagabundo - Capítulo 8: Despertar

Mis ojos se abrieron a la deslumbrante luz de una habitación. Una lámpara de aceite servía muy bien a su propósito desde la mesilla de noche situada junto a mi cama. A los pies de la misma, una simple silla se alzaba apoyada en el suelo.
Y, cómo no, sobre la silla había alguien. Con gesto extenuado, lo que parecía una mujer (a juzgar por las manos que cubrían su rostro, que eran lo único que alcanzaba a ver) se sentaba sobre la silla. Parecía haber estado velándome durante mi sueño.
Intenté incorporarme, pero un tirón en el hombro me detuvo. No pude evitar soltar un gritito ahogado por el dolor que me pilló desprevenido, lo cual hizo que la mujer alzara su rostro de entre las manos.
-Al fin te has despertado-dijo-. No intentes moverte... tienes una mordedura bastante profunda en el hombro.
¿Una mordedura? aquello no me cuadraba. Lo último que recordaba era caerme inconsciente sobre las irregulares calles empedradas de Londres. Luego, todo había sido un sueño... ¿o no? Miré mi hombro retorciéndome para evitar el dolor y vi dónde estaba la cicatriz: una costra irregular se extendía sobre el lugar donde el lobo de mi sueño me había mordido. Bueno, era una mordedura a punto de cicatrizar.
-Es extraño-continuó mi compañera-. Cuando te encontré, la herida estaba abierta (incluso se te veía el hueso), pero no sangrabas lo más mínimo... ¿qué fue lo que te mordió?
-Un lobo...-murmuré más para mí que para ella-. Un lobo bajo la luna llena...
Como si hubiese dicho algo incoherente, como si estuviese loco, o como si padeciera la peste negra, ella se apartó. Se levantó precipitadamente, volcando la silla sobre el suelo, y retrocedió tres pasos hasta toparse con la puerta.
No comprendí lo que estaba pasando entonces, pero algo me trajo a la realidad, a la mágica y supersticiosa realidad de nuestro mundo, en el que los mitos de ahora eran un hecho tan cierto como el aire que respiramos o el agua que bebemos.
-Eres uno de ellos-dijo la mujer.

2 comentarios:

  1. Ave maria..
    más licantropia
    si te mordieran...
    cooomo te pondriass (8)

    Paridas al margen, está muy bien

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  2. Lo sé... aunque no creas que es así de simple... puede que sí que sea licantropía, pero enfocada de otro modo... o puede que no sea nada relacionado con eso... o los míticos licántropos contra los vampiros... o la predestinación...

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