"Bueno", sonrió tu padre. "A tu edad yo no bebía tanto. Quizás ese sea el problema"
"Cuando no bebo me siento más solo. Más incapaz. Y la inspiración no me llega"
El gesto del señor Cohen se puso serio de forma súbita, como si alguien (probablemente yo) hubiera apagado alguna luz en su mirada. Me miró fijamente y dijo una cosa que jamás olvidaré:
"Hay musas mucho mejores que el alcohol, muchacho. El camino de la autodestrucción puede parecer atractivo cuando no hay nada por lo que vivir, pero deberías saber que siempre lleva a callejones sin salida, y sin vuelta atrás"
Aún me arrepiento de no haber escuchado sus palabras, pero, como él dijo, no hay vuelta atrás. Quizá por conformismo, o puede que porque ya estoy viejo y cansado. A estas alturas, con pocos meses de vida por delante, poco importa ya lo que haga. Al menos, sabiendo que me estás escuchando, sé que mi viaje no caerá en el olvido.
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