El dolor es la liberación de una mente atada a la realidad. Sólo a través del dolor podemos encontrar el camino a la nada, al punto cero. A olvidar todo lo que nos ata. Y volver a empezar.

martes, 9 de junio de 2009

Nos dan la bienvenida - Fin

Corrí por los pasillos, asestando puñaladas aquí y allá, y dejando que la naturaleza hiciera el resto. Los alumnos, desconcertados, corrían de lado a lado, pisándose unos a otros. Los profesores, en cambio, pretendían parecer seguros, pero su gesto les delataba horriblemente. Se veía en ellos un terror enorme a la insubordinación de sus pequeñas marionetas. Eran como títeres sin hilo.
Me lancé sobre uno de ellos, que dejó soltar un gemido ahogado antes de que le dejara sin aire de un golpe. Vi cómo me miraba, con un indescriptible terror y una incomprensión enorme en sus ojos, como si no entendiera qué había hecho. Me daba igual que no se diera cuenta. Una puñalada, y tendríamos que preocuparnos de un estúpido menos.
Alcé el cuchillo, pero algo me detuvo.
Era él.
El niño bueno.
Mi otra parte.
Estaba ahí.
Volví pronto a la normalidad. Poco a poco volvieron los colores, las formas y los gritos. Los hermosos gritos. Intenté asestar el golpe, pero algo me retenía.
Un tipo grande y fuerte me sujetaba, semidesesperado, con sus dos brazos. Intenté atacarle con la otra mano, pero otro tipo me estaba sujetando por el otro lado. Pataleé locamente, y logré acertar al profesor sobre el que estaba sentado, que se quedó tirado en el suelo mientras me arrastraban.
Me llevaron, con los pies rozando el suelo, a través del pasillo, mientras veía todo lo que me rodeaba. Muerte, muerte, muerte y más muerte. Me di cuenta de que lo veía monótono. Ya no me excitaba.
Me sacaron del instituto, y me metieron en un furgón.
Y me llevaron a donde creían que debía estar.
Y jamás volví a ser el niño bueno.

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