Como cada día, se despertó, legañoso, con la cara hinchada por los vicios como la de un boxeador. Su cuerpo escuálido arrastrándose sin emoción alguna hacia el baño, dispuesto a afeitarse, ducharse y al fin vestirse para tomar el deseado café.
Empezó como cada día, con un café cargado y un cigarrillo, antes de ir al baño e ir a toda prisa a trabajar. Sin embargo, al bajar encontró las calles vacías. ¿Cómo pueden estar las calles de Madrid desiertas en plena hora punta, cuando todos van a trabajar?
Se acercó al metro y no había nadie. En la parada de bus, tampoco. La ciudad parecía muerta por primera vez en la historia. Y, volviendo a casa, aturdido, notó como un copo de nieve caía sobre su hombro. Seguido de otros muchos. Una cortina blanca que empezó a teñirlo todo de Navidad. No podía creer que se le hubiera olvidado.
Ahora, ya no como cada día, sino como cada año, corrió a casa, impaciente. Necesitaba llegar pronto. Necesitaba hacer su pequeño ritual.
Ya no como cada día, colgó el traje de mala manera, arrugado, en el perchero del portal. Se descalzó tirando los zapatos en una esquina y se volvió a meter en la cama.
Y, como cada día de Navidad, empezó a darse la vuelta, los pies contra el cabecero. La cabeza saliendo por el otro lado, y mirando al techo. Necesitaba dormir así.
Y nunca antes de las 12 levantarse.
¿Y sus razones para hacerlo? No las sabía ni él. Pero aquella sonrisa en su cara, mientras se acurrucaba del revés en la cama, lo decía todo: era el mejor momento del año para él.
"La literatura no puede reflejar todo lo negro de la vida. La razón principal es que la literatura escoge y la vida no" - Pío Baroja
El dolor es la liberación de una mente atada a la realidad. Sólo a través del dolor podemos encontrar el camino a la nada, al punto cero. A olvidar todo lo que nos ata. Y volver a empezar.
domingo, 22 de diciembre de 2013
sábado, 21 de diciembre de 2013
Un coche, dos trenes y un bus
Dos coches, un tren y un bus.
Todo lo que necesito para llenarme
de mimos, de tús.
De caricias y miradas,
furtivas, apasionadas.
De miles de besos.
De ese beso antes del "te quiero",
furtivo, ligero, sincero;
que hace que te estremezcas
y sonrías, pícara, juguetona.
Y me devuelvas el amor
al momento, en una intentona
de juntar nuestros cuerpos
y quitar tierra de por medio...
Un coche, dos trenes y un bus.
Todo lo que necesito
para estar donde estás tú.
Todo lo que necesito para llenarme
de mimos, de tús.
De caricias y miradas,
furtivas, apasionadas.
De miles de besos.
De ese beso antes del "te quiero",
furtivo, ligero, sincero;
que hace que te estremezcas
y sonrías, pícara, juguetona.
Y me devuelvas el amor
al momento, en una intentona
de juntar nuestros cuerpos
y quitar tierra de por medio...
Un coche, dos trenes y un bus.
Todo lo que necesito
para estar donde estás tú.
Para Paula
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