He dado con mis huesos a la tumba.
Y en la soledad húmeda del agujero en la Tierra
veo que no es de vivos mundo que me incumba.
He caído, cadáver despechado
bajo taconeo de una Parca inmunda.
He sido tristeza del desenfado.
He perdido en azar y amor, y capitulo
no como adalid de esperanza y fe,
si no como mártir de corazón oscuro.
En mis labios oda al desengaño,
desgarrada la sonrisa de antaño.
En mis ojos infancia inexistente
de un alma por siempre inerte.
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