Y te levantas del sofá, tu mirada aún fija en el televisor. Desearías saber qué es lo que desencadena tu reacción, pero no encuentras nada. Simplemente, lo has hecho, y te preocupa el no saber por qué. Aún como un autómata, diriges tus pasos y tu vista hacia la ventana. El holgado pijama que llevas baila y susurra alrededor de tu cuerpo, y tus pies descalzos se estremecen sobre el frío suelo.
Llegas tras una eternidad ante la ventana, donde la luz diurna ciega tus ojos. ¿Qué esperas encontrar ahí?¿Acaso lo sabes? En la calle sólo hay decenas de personas, anónimas, cuyos rostros no son más que óvalos difusos flotando entre la multitud. Y sin embargo, algo falla. Hay en esa bulliciosa escena algo que desentona. Desentona, y te inquieta. Los nervios se apoderan de tu cuerpo, que se sacude sin control. No puedes apartar los ojos de la calle multitudinaria. Debes saber qué es lo que desentona. Lo necesitas.
Entre lágrimas que no comprendes, con tus pies apuñalados por el frío, tus ojos se posan, impacientes, sobre cada objeto, cada óvalo difuso. Y al fin comprendes. Al fin lo entiendes todo, y dejas de llorar. Esa persona que no se mueve, y que te mira a través de la ventana. Allí, junto a la farola. Deja a todo el mundo pasar, como si fuera de otro mundo, y no deja de clavar sus ojos en ti.
Está ahí. Impávida, impertérrita, imperturbable. No sabes lo que sientes, pero piensas...
-inconcluso-
Inconcluso, pero para mí está mejor así ;) Me gustó mucho!!!
ResponderEliminarBesotes^^
Se me ocurrió así, de hecho... no esperaba poner un grandioso broche final, y por eso lo hice en segunda persona, para dar al lector por aludido y que, a base de "meterse" en el texto, saque su propia frase.
ResponderEliminarHay veces que un final puede romper el encanto creado con las palabras, y es uno de esos casos... Muy bueno!!
ResponderEliminarAh, te espera un premio en mi blog.
Feliz Año!!
Besos!